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Tu salud es algo a lo que nunca debes restarle importancia, y la salud de tus senos no es la excepción. Aproximadamente 1 de cada 8 mujeres estadounidenses tendrán cáncer de mama invasivo en algún momento de sus vidas y, en enero del 2022, se estimaba que más de 2.8 millones de mujeres en los Estados Unidos habían sido diagnosticadas con este tipo de cáncer. Y aunque este tipo de cáncer no es más predominante entre hispanos comparado con otros grupos étnicos, sigue siendo la principal causa de muerte por cáncer entre latinas en Estados Unidos.

¿Y cómo se forma exactamente el cáncer de mama? Como cualquier otro cáncer, el cáncer de mama es producto de mutaciones genéticas—comenzando como un crecimiento descontrolado de células que se convierten en un tumor. Si el tumor es maligno (peligroso), las células cancerígenas se propagan por tejidos saludables cercanos y, si la enfermedad no se trata a tiempo, se extienden también a otras partes del cuerpo.

La mayoría de los cánceres tienen cuatro etapas, determinadas normalmente por el tamaño del tumor, cuánto se ha propagado, y si contiene o no receptores hormonales. A medida que la enfermedad progresa, también lo hacen las etapas del cáncer. Por lo tanto, es crucial detectar el cáncer de mama (o cualquier tipo de cáncer en realidad) en sus primeras etapas para poder tratarlo lo antes posible, tener más opciones de tratamiento disponibles y evitar su invasión por otras partes del cuerpo.

¿Quién corre riesgo?

Aunque los factores de riesgo no siguen una fórmula estricta, es importante tener en cuenta ciertas características que puedan aumentar el riesgo de desarrollar cáncer de mama, las principales siendo las siguientes:

  • Ser mujer: Sólo un uno por ciento de todos los casos de cáncer de mama diagnosticados en Estados Unidos es en hombres. Esto sucede porque el cuerpo de la mujer no sólo contiene más células de mama que el del hombre, sino que también está más expuesto a los efectos de las hormonas femeninas, estrógeno y progesterona.
  • Hacerse mayor: Como sucede con varias enfermedades, el riesgo de desarrollar cáncer de mama aumenta con la edad. La mayoría de las pacientes son diagnosticadas después de los 50 años.
  • Mutaciones genéticas e historial familiar: Las mutaciones genéticas, en especial BRCA1 y BRCA2, representan un riesgo mayor de desarrollar cáncer de mama. Asimismo, el riesgo de una mujer se duplica si ha tenido un pariente de primer grado con cáncer de mama u ovario. Sin embargo, muchos creen que sólo se puede desarrollar la enfermedad si existe un historial familiar de cáncer de mama u ovario. Por desgracia, la realidad es que aproximadamente 85 por ciento de las personas diagnosticadas con cáncer de mama no tienen ningún historial familiar.
  • Historial reproductivo: Una mujer que empezó a menstruar antes de los 12 años y la menopausia después de los 55 habrá estado más expuesta al estrógeno y la progesterona, lo cual eleva su riesgo.
  • Tener hijos después de los 30 o no haberse embarazado: Para las mujeres que han llevado un embarazo de término completo antes de los 30 años, su riesgo de desarrollar cáncer de mama es casi la mitad que el de aquellas mujeres que se embarazan más tarde en sus vidas. Adicionalmente, mientras más hijos tiene una mujer, menor es su riesgo de tener cáncer de mama.

¿Qué viene después del diagnóstico?

Existen una serie de pruebas y procedimientos para diagnosticar el cáncer de mama. Desde pruebas de senos y mamografías hasta resonancias magnéticas y biopsias de tejidos, tu equipo médico usará la información de las pruebas realizadas para determinar en qué etapa se encuentra el cáncer. Conocer la etapa del cáncer ayudará a determinar el pronóstico y las mejores opciones de tratamiento.

Independientemente de que tan avanzado esté el cáncer, tu equipo médico diseñará un plan de tratamiento; desafortunadamente, la mayoría suelen incluir algún tipo de cirugía. Las cirugías más comunes para tratar el cáncer de mama incluyen:

  • Lumpectomía: Con este enfoque cosmético y mínimamente invasivo, tu cirujano removerá el cáncer y una pequeña cantidad de tejido cercano. Este tratamiento se suele recomendar cuando el cáncer se diagnostica en sus primeras etapas.
  • Mastectomía: Durante una mastectomía, tu cirujano removerá todo el tejido mamario. Se puede realizar una reconstrucción al mismo tiempo si así lo desea la paciente. Este tratamiento se suele recomendar cuando el cáncer se encuentra en gran parte del seno.
  • Cirugía auxiliar: Como parte de la operación, puede que tu cirujano necesite remover los ganglios linfáticos de la axila.

Previendo el cáncer de mama

La mejor manera de asegurar que estás tomando las riendas de la salud de tus senos es programar mamografías regulares, ya que éstas pueden detectar el cáncer temprano y darte a ti y a tu equipo tiempo para idear un plan de tratamiento exitoso. Las mujeres de 40 años o más deberían hacerse una mamografía todos los años.

Sin embargo, existen otras cosas que puedes hacer para asegurar y monitorear la salud de tus senos. Las pruebas genéticas, por ejemplo, pueden realizarse para encontrar posibles mutaciones asociadas con el cáncer de mama (recuerda que debes cumplir con ciertos requisitos para ser elegible para este tipo de pruebas). Una alternativa más fácil pero igual de eficaz es examinar tus senos una vez al mes y revisar cualquier distorsión, hinchazón, hoyuelos, arrugas, bultos en la piel, cambio en los pezones, enrojecimiento o dolor. Sentir tus senos para buscar posibles anormalidades también puede ayudarte a descubrir nuevos bultos en el tejido mamario. Si sientes o notas cualquier anormalidad, pide turno inmediatamente con tu doctor.

Manejar tu salud puede parecer intimidante pero no estás sola. Los expertos en Hartford HealthCare están listos para acompañarte en este camino y asegurar que estés bien atendida. Haz clic aquí para conocer más sobre Hartford HealthCare y agendar tu próxima mamografía.

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