Fiscalía: más de 40 acusados por supuesto fraude en examen de ingreso a universidad

Hasta el momento no hay indicación de que las escuelas hayan estado involucradas

Cincuenta personas, incluyendo a las estrellas de Hollywood Felicity Huffman y Lori Loughlin, fueron acusadas el martes de un ardid por el que padres ricos supuestamente sobornaron a autoridades universitarias y otras personas para que sus hijos ingresaran en algunas de las instituciones más selectas del país.

Las autoridades federales lo calificaron como el mayor fraude de admisiones que haya perseguido el Departamento de Justicia, por el que los padres acusados pagaron cerca de $25 millones en sobornos.

Al menos nueve entrenadores deportivos y 33 padres, muchos de ellos destacados en los sectores de derecho, finanzas, gastronomía, bebidas y otras industrias, fueron acusados. Decenas, incluyendo a Huffman, la actriz galardonada con el Emmy por la serie de ABC “Desperate Housewives”, fueron arrestados.

“Estos padres son un catálogo de riqueza y privilegio”, dijo el fiscal Andrew Lelling al anunciar los resultados de la investigación por fraude y asociación delictuosa apodada “Operation Varsity Blues”.

Loughlin, quien fue acusada junto con su esposo, el diseñador de modas Mossimo Giannulli, se entregó este miércoles a agentes del FBI, según dijeron fuentes judiciales a NBCNews. Se presentará a eso de las 2 p.m. en un tribunal federal de la ciudad de Los Ángeles. 

Loughlin y su esposo supuestamente pagaron $500,000 para que sus hijas aparecieran como reclutas para el equipo de remo de USC, a pesar de que nunca participaron en el deporte. Su hija de 19 años Olivia Jade Giannulli, estrella de redes sociales con un popular canal de YouTube, estudia ahora en USC.

Loughlin actuaba en la comedia Full House” (“Tres por tres”) de ABC en la década de 1980 y los 90, mientras que Huffman fue nominada a un Oscar por interpretar a una mujer transgénero en la película de 2005 “Transamerica.” También actuó en el programa “Sports Night” y en películas como “Reversal of Fortune”, ″Magnolia” y “The Spanish Prisoner”.

Según los documentos judiciales, Huffman pagó $15,000 que hizo pasar como una donación benéfica para que su hija pudiera participar en el fraude de los exámenes de admisión.

Un testigo que cooperó con la investigación se reunió con Huffman y su esposo William H. Macy, en su casa en Los Angeles y les explicó que él “controlaba” un centro para exámenes y podía hacer que alguien cambiara secretamente las respuestas de su hija. La persona dijo a los investigadores que la pareja estuvo de acuerdo con el plan.

Macy no fue acusado, las autoridades no dijeron por qué. La hija de la pareja, Sofia, es una aspirante a actriz y estudia en la secundaria Los Angeles High School of the Arts.

Se dejaron mensajes con los representantes de Huffman sin recibir respuesta. Una vocera de Loughlin no tenía declaraciones al respecto.

Tras la acusación formal, los entrenadores trabajaban en universidades como Yale, Stanford, Georgetown, Wake Forest, la Universidad de Texas, la Universidad del Sur de California (USC) y la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA). Un exentrenador de fútbol de Yale se declaró culpable y ayudó a que se presentara el caso contra los demás.

Dos de los acusados, el entrenador de vela de Stanford y el asesor de admisiones de la universidad, quienes están totalmente implicados en el ardid, se declararon culpables el martes en Boston. Otros se presentaron en la corte y quedaron libres tras pagar una fianza.

Ninguno de los estudiantes fue acusado, pues las autoridades dicen que en muchos casos los adolescentes desconocían lo que pasaba. Varias de las universidades involucradas no dijeron nada sobre emprender acciones contra los estudiantes.

El escándalo definitivamente ayudará a impulsar las antiguas quejas sobre que los hijos de los ricos y las personas con contactos tienen un pase rápido de admisión a las universidades estadounidenses, a veces a través de grandes donaciones de sus padres, lo que lleva a la idea de que el privilegio engendra el privilegio.

Varios especialistas en universidades se mostraron poco sorprendidos por las acusaciones.

“Esta historia es la prueba de que siempre habrá un mercado para los padres que tienen los recursos y están desesperados porque su hijo tenga un éxito más”, dijo Mark Sklarow, director general de Independent Educational Consultants Association. “Esto fue comprar un producto de marca de prestigio y estar dispuesto a gastar lo que sea”.

El principal implicado en el ardid fue identificado como el consultor de admisiones William “Rick” Singer, fundador de Edge College & Career Network de Newport Beach, California. Singer se declaró culpable al igual que John Vandemoer de Stanford.

El abogado de Singer, Donald Heller, dijo que su cliente planea cooperar totalmente con los fiscales y “se arrepiente y le remuerde además de que quiere seguir adelante con su vida”.

Los fiscales dijeron que los padres le pagaron grandes cantidades a Singer, desde 2011 hasta el mes pasado, para sobornar a los entrenadores y a los administradores para hacer que sus hijos parecieran atletas estrella y que esto aumentara sus posibilidades de ser admitidos. El consultor también contrató a dobles para que presentaran exámenes de admisión por los estudiantes y le pagó a personas dentro de las instituciones y en centros de exámenes para corregir las respuestas de los estudiantes.

Algunos padres gastaron cientos de miles de dólares y otros hasta $6.5 millones para garantizar la admisión de sus hijos, señalaron las autoridades.

“Por cada estudiante admitido mediante fraude, un estudiante honesto y verdaderamente talentoso fue rechazado”, dijo Lelling.

A varios de los acusados, incluyendo a Huffman, se les presentaron cargos de asociación delictuosa para defraudar, lo que implica una sentencia de hasta 20 años en prisión.

Lelling dijo que la investigación continúa y que las autoridades creen que otros padres están implicados. El Servicio Interno de Impuestos también investiga el caso, pues algunos padres supuestamente encubrieron los sobornos como donaciones benéficas. Las universidades en sí mismas no están siendo investigadas, señaló el fiscal.

La investigación comenzó cuando las autoridades recibieron una pista sobre el ardid de alguien que entrevistaron en un caso aparte, dijo Lelling sin dar otros detalles.

Las autoridades dijeron que los entrenadores en deportes como fútbol, vela, tenis, waterpolo y voleibol recibieron pagos para poner estudiantes en listas de atletas reclutados, sin importar su capacidad o experiencia. Una vez admitidos muchos de esos estudiantes ni siquiera practicaban los deportes en los que supuestamente eran excelentes.

Las constancias atléticas de los solicitantes fueron falsificadas con la ayuda de fotografías montadas de ellos practicando los deportes o con fotografías en las que sus rostros fueron montados en los cuerpos de atletas reales, señalaron las autoridades.

Los fiscales dijeron que los padres recibieron instrucciones para afirmar que sus hijos tenían discapacidades cognitivas para que pudieran realizar los exámenes ACT o SAT (pruebas estándar de conocimiento) por su cuenta y tener tiempo extra, eso facilitaba cometer los engaños, señalaron los fiscales.

Entre los padres acusados está Gordon Caplan de Greenwich, Connecticut, copresidente del despacho internacional de abogados Willkie Farr & Gallagher, con sede en Nueva York. Él y otros padres no devolvieron las llamadas ni los mensajes que se les dejaron para conocer sus comentarios.

Caplan fue acusado de pagar $75,000 para que un supervisor de exámenes corrigiera las respuestas de su hija en el examen ACT después de que ella lo presentó. En una conversación en junio pasado con un testigo, le dijeron que su hija necesitaba “ser estúpida” cuando un psicólogo la evaluó por problemas de aprendizaje que le permitirían tener más tiempo para realizar la prueba, según documentos judiciales.

El testigo describió el engaño como el “jonrón de los jonrones”.

“¿Y funciona?”, preguntó Caplan.

“Siempre”, respondió el testigo, provocando la risa de ambos.

Varias universidades se movilizaron rápidamente para despedir o suspender a los entrenadores y distanciarse del escándalo, presentándose como las víctimas. Stanford corrió al entrenador de vela, y la USC despidió al entrenador de waterpolo y al administrador atlético. La UCLA suspendió a su entrenador de fútbol y Wake Forest hizo lo mismo con el entrenador de voleibol.

En otro caso, una joven entró a Yale a cambio de $1.2 millones, dijeron los fiscales. Un perfil atlético falso creado para la estudiante señalaba que había estado en el equipo juvenil de fútbol de China.

Los fiscales señalaron que el entrenador de Yale Rudolph Meredith recibió $400,000 a pesar de que sabía que la estudiante no practicaba el deporte a nivel competitivo. No devolvió los mensajes que se le dejaron para conocer sus comentarios.

Sklarow, quien no está relacionado con el caso, dijo que el escándalo “definitivamente habla sobre el lecho de que el proceso de admisión es fallido”.

“Está tan lleno de ansiedad, especialmente en las escuelas de élite”, dijo “Que creo que no debería sorprendernos que los millonarios que probablemente nunca le han dicho que no a sus hijos estén tratando de jugar con el sistema para que su hijo sea aceptado”.

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