Carteles secuestran jóvenes en zonas marginadas

Familias en zonas marginadas temen que sus hijos se vuelvan criminales.

Con un nudo en la garganta, doña Eugenia imploró porque su hijo regrese a casa. Hace casi un mes que desapareció y teme que le haya ocurrido lo mismo que a otros menores en territorio mexicano.

"Si lo vieron solo en la noche, yo me imagino que sí,, gente que vieron a mi hijo solo, me imagino que se lo llevaron, ¿por qué no aparece?", dice Eugenia Cruz.

La familia de José Ángel vive en Chimalhuacán, uno de los municipios que más sufren los estragos de la violencia provocada por los grupos criminales, que desde hace meses se han enfocado en reclutar a adolescentes y menores en contra de su voluntad.

"Son llevados para explotación laboral, procesamiento de sustancias, esto que hemos comentado de halconeo o informantes y en algunos, muy pocos casos, en sicarios", detalla Juan Martín Pérez García, defensor de la infancia.

Organizaciones como la que encabeza Pérez han documentado este problema que no es nuevo, pero ha llamado la atención por su peligroso crecimiento.

Ahora, indica el experto, en cualquier colonia de la república, incluso a plena luz del día, se llevan a las víctimas de entre 11 y 20 años para obligarlos a trabajar para los carteles.

Según diversos estudios, cerca de 75,000 menores están integrados a grupos de delincuencia organizada, y participan abiertamente en sus actividades.

Los retenidos no tienen opción de negarse o hacer contacto con sus familias temerosos ante las amenazas.

"Incluso bajo la presión de, si no responden o prestan sus servicios a los grupos criminales, ser asesinados o dañar a su familia", dice Pérez.

Así ha ocurrido con muchos en este lugar, comenta la angustiada madre de José Ángel. 

"Sí ha pasado que se roban a los niños, pues de ahí de que luego amanecen muertos a la orilla del canal", relata Cruz.

Mientras, en las oficinas oficiales las filas de expedientes de desaparecidos continúan creciendo sin parar.

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