100 policías de Chilpancingo, bajo sospecha de delitos

Los agentes permanecen acuartelados por la desaparición y muerte de siete personas.

El cuartel de la policía se ha convertido en una prisión para 100 elementos que trabajaban en él. Los impartidores de justicia quieren evitar que alguno de ellos pueda fugarse mientras investigan la desaparición de 7 jóvenes y la muerte de al lo menos dos de ellos.

"Existen otros elementos que por no pasar los exámenes de confianza no son policías en activo, también son investigados por estos hechos", dijo el fiscal de Guerrero, Javier Olea.

Las víctimas habrían desaparecido entre el 23 y el 30 de diciembre en Chilpancingo, la capital del estado de Guerrero; desde entonces sus familiares se manifestaron exigiendo que los encontraran.

A principios de enero, dos de los cadáveres de los ausentes aparecieron torturados en una carretera. Testigos aseguraron que policías municipales los detuvieron y luego los entregaron a un grupo de hombres.

Lo mismo ocurrió con Efraín. El 29 de diciembre, tal y como lo muestra un video salió de trabajar casi a las 4 de la mañana; una patrilla lo siguió hasta que entraron a una calle donde no hay cámaras. Veinticinco minutos después se vio a dos policías en moto, la misma patrulla y el carro del joven del cual hasta hoy nada se sabe.

"No nada más mi hijo, aquí habemos muchas personas, no soy la única", dice Virginia, madre de uno de los desaparecidos.

Las pistas en todo estos casos llevaron a la decisión de retener a los uniformados, entre ellos al jefe de la Policía.

Elementos de la Policía Estatal y de las fuerzas armadas federales mantienen el control de la seguridad en Chilpancingo y vigilan el cuartel en donde están los municipales desarmados y vestidos de civiles.

Hasta ahora, la Fiscalía señala directamente a cinco de los sospechosos como responsables de asesinato, pero creen que más de ellos podrían estar vinculados con estas desapariciones.

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