Solicitan asilo ante amenazas de muerte

LOS ÁNGELES -- Una amenaza de muerte hizo que Melanie, de 10 años, y Emerson de 19, se vieran obligados a huir de El Salvador para tratar de buscar protección al lado de su familia en Estados Unidos, en donde ahora se esfuerzan por evitar la posible deportación del mayor de ellos. Ambos fueron detenidos a finales de mayo en McAllen, en Texas, cuando ingresaron al país de manera ilegal y si bien la menor logró reunirse con sus padres en Los Ángeles, Emerson se encuentra aún en un centro de detención en Wisconsin, en el que ha solicitado asilo debido a que se enfrenta al "miedo creíble" de ser asesinado si es que lo devuelven a su país. "Si lo mandan a El Salvador de regreso lo matan, estoy segura que me lo matan, y yo ni siquiera voy a poder ir al entierro por que llegando allá yo me muero también", confesó a EFE la madre de los menores, Isabel, quien prefirió omitir su apellido por motivos de seguridad. La pesadilla de esta familia se inició cuando presuntos pandilleros que dominan el vecindario en donde residían los menores en El Salvador se enteraron que Melanie y Emerson recibían remesas de sus padres desde Los Ángeles. "Al principio sólo pedían regalos, como celulares, y tocó cumplir con esas peticiones", explicó Isabel. Cuando los regalos no llegaban a tiempo, Emerson era golpeado o robado, y en muchas ocasiones debió ser ingresado en un hospital. Aún así, la familia prefirió no denunciar los hechos ante las autoridades salvadoreñas. El silencio frente a las pequeñas extorsiones es común en Centroamérica, según afirma Teresa Tejada, directora de la Asociación de Salvadoreños en Los Ángeles, ASOSAL. La pandilla que acosaba a los menores pasó luego a exigir dinero en efectivo, cantidades pequeñas que con el tiempo llegaron a los miles de dólares. De acuerdo a Isabel, la última petición ascendió a 1.500 dólares y las advertencias respecto a la seguridad de la familia se tornaron en directas amenazas. "Le dijeron a mi papá que le quedaban dos nietos, y que si no cumplía ya no le iba a quedar ninguno", señaló la madre salvadoreña. La familia acudió a las autoridades para hacer la denuncia, pero ello no impidió que prosiguieran las amenazas y las golpizas. "No teníamos otra salida, había que traerlos. Si pagábamos, iban a seguir cobrando para siempre", relató Isabel. A diferencia de muchos de sus compatriotas, el hijo de Isabel no tenía planeado emigrar a los Estados Unidos. Emerson estudiaba enfermería y le quedaban dos años para graduarse de la universidad, tras lo cual esperaba ver cumplido su anhelo: ejercer su profesión en El Salvador. No obstante, el 26 de mayo Emerson pasó de ser un estudiante ejemplar a un indocumentado detenido en un centro para inmigrantes, que espera ver encaminada su solicitud de asilo político. La petición de asilo o refugio del joven es similar a la de miles de centroamericanos, e incluso mexicanos, que se enfrentan a una posible deportación y encuentran en esta figura legal una manera de ganar tiempo y abandonar los centros de detención, tal como explicó a Efe el abogado especialista en inmigración Fernando Romo. Durante el año fiscal 2013, el servicio de inmigración aceptó 36,674 aplicaciones de asilo político, aunque apenas 9.933 fueron aprobadas. Las cifras se refieren sólo a los extranjeros que han probado un "miedo creíble" de amenaza de muerte si es que retornan a su país. "El fin del caso, lo más probable es que no se va a poder ganar un asilo político, ni tampoco se van a poder quedar", advirtió Romo. El año pasado 21.602 salvadoreños fueron deportados de Estados Unidos, en su mayoría hombres mayores de 25 años. Por ahora, esta familia salvadoreña busca que Emerson pueda exponer su caso ante a un juez de inmigración y lograr su posible libertad condicional, y la transferencia de su caso a una corte en California. "Él es tímido. Yo le digo 'supliqué, exponga su caso', sino habla nadie va a saber que lo que le está pasando es verdad", manifestó la madre.

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