El alcalde Marty Walsh declaró el viernes que el racismo es una crisis de salud pública en la ciudad de Boston.
La declaración estará respaldada por una inversión inicial de $3 millones transferidos del presupuesto de horas extras de la policía a la Comisión de Salud Pública de Boston.
Además, anunció que el Departamento de Policía aplicaría reformas de la campaña "8 can't wait" aunque, según el Boston Globe, los ocho elementos ya formaban parte de la política del departamento o de la capacitación de los oficiales.
Walsh dijo el miércoles que su administración estaba explorando reformas para garantizar la equidad racial, incluida la desviación de algunos fondos de la policía a programas sociales, pero no ofreció políticas específicas.
Dijo que estaba consultando con miembros del personal y funcionarios electos para encontrar "soluciones permanentes" que condujeran a cambios sistémicos. Dijo que esperaba publicar más detalles "en el transcurso de los próximos dos días".
"En el pasado, lo que hemos visto son conversaciones, y cuando las manifestaciones se detienen, las conversaciones se detienen. Eso no es lo que vamos a hacer en la ciudad de Boston", dijo Walsh.
Walsh dijo que las reformas deben hacerse no solo a la policía, sino también a la vivienda, la educación, las oportunidades económicas y la salud pública.
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Los comentarios se produjeron en medio de llamados a desmantelar los departamentos de policía, un grito de guerra para los manifestantes que quieren que los fondos se desvíen de la aplicación de la ley a los servicios sociales para apoyar a las comunidades afectadas por el racismo sistémico.
Walsh dijo que estaba discutiendo cómo reasignar fondos de la policía a otras áreas, pero dijo que no simplemente recortaría el presupuesto policial.
"No se trata solo de recortar el presupuesto. Se trata de cómo redirigir… parte del dinero a otras áreas", agregó.
Walsh dijo que esta administración estaba trabajando en el presupuesto, reconociendo que el gasto probablemente se reduciría en hasta $80 millones debido a la pérdida de ingresos en medio del brote de coronavirus. Dijo que estaba considerando dirigir algunos fondos de la policía a programas de capacitación y comunitarios.
Dijo que su administración ha presionado para cambiar el departamento de policía, haciendo hincapié en la diversidad y las tácticas de disminuir tensión, y que desde 2013, las quejas contra los agentes han disminuido en 41.
Aún así, dijo, quedaba mucho trabajo por hacer.
"El departamento de policía tiene que evolucionar y abordar estos problemas", dijo. "A la luz del asesinato de George Floyd, creo que es realmente urgente tener una visión más profunda de nuestras prácticas y cómo nos manejamos".
