MÉXICO - Aún sin encontrar resignación, Dora Robledo recuerda a su tía y comparte entre sus contactos la lección que le dejó antes de morir.
La mujer de 64 años, narra su sobrina, padecía diabetes e insuficiencia renal por lo que el virus aprovechó para quitarle la vida.
"En un fin de semana ella entró al hospital inmediatamente al área de COVID", explica Robledo. "Sin embargo, ese mismo día que entró, mi tía falleció".
La historia de Consuelo se ha vuelto común en los días de pandemia: las autoridades sanitarias revelaron que más del 73% de los decesos por COVID-19 han estado relacionados con otras enfermedades que aquejan hace mucho tiempo a México.
"Cuarenta y tres por ciento de ellas tenía hipertensión; el 38% tenía diabetes, y el 25% tenían obesidad", detalla Ruy López Ridaura, de Control de Enfermedades.
Ante ello, las autoridades sanitarias han hecho un nuevo llamado a eliminar de la dieta las bebidas azucaradas, grasas y harinas procesadas.
Pero lograr que los mexicanos hagan esto no es una tarea fácil , ya que el consumo de estos productos está muy arraigado, a pesar de saber el daño que les hacen.
"Pues por burra, por eso, porque si le entendiera no, el mal que nos hace", argumenta Anita Rivera, sobre su afición a consumir refrescos.
Rivera dice que desde que tiene memoria tomar refresco y consumir botanas es una tradición en su familia. Al igual que en millones más de hogares, según la nutrióloga Katia García, quien ha visto morir a sus pacientes en medio de esta emergencia.
"En México, ya siete de cada 10 adultos tiene sobrepeso y obesidad", dice la especialista de la Alianza por la Salud Alimentaria. "Uno de cada tres niños, niñas y adolescentes en el país ya tiene sobrepeso y obesidad".
Y si la gente no se aleja de “los productos chatarra”, han anticipado los expertos, el coronavirus seguirá aprovechando y la cifra de víctimas no se detendrá.